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Foto: T13 |
Destituyeron a Dilma Rousseff
Tras nueve meses de un polémico, intenso y dramático proceso de impeachment, el Senado de Brasil aprobó por amplia mayoría la destitución de la presidenta Dilma Rousseff por manipulación de las cuentas públicas, y puso así fin a 13 años de gobiernos del izquierdista Partido de los Trabajadores (PT), que fueron inaugurados en 2003 por el padrino político de la condenada mandataria, Luiz Inácio Lula da Silva. Sin embargo, no quedará inhabilitada para ejercer nuevos cargos públicos por ocho años.
La abarrotada jornada final del juicio político en la Cámara alta estuvo marcada por la tensión que hasta el último instante demoró y enredó la histórica sesión. Los senadores petistas pidieron que el impeachment se votara en las dos cuestiones separadas: si Rousseff era culpable de los crímenes de responsabilidad de los que se la acusó y debía perder su cargo, por un lado, y si, en consecuencia, debía ser inhabilitada para el ejercicio de cualquier función pública por un plazo de ocho años. La desesperada moción retardatoria de la defensa fue finalmente aceptada por el titular del Supremo Tribunal Federal (STF), Ricardo Lewandowski, que presidió esta etapa del proceso contra Rousseff, una ex guerrillera de 68 años que se convirtió en la primera mujer presidenta de este país.
El magistrado llamó entonces a los legisladores a sufragar por medio del sistema electrónico que resultó en las sentencias definitivas. Por 61 votos a favor, 20 en contra y sin abstenciones, Rousseff fue hallada culpable de crímenes de responsabilidad y depuesta al superar el umbral necesario de dos tercios del Senado, o sea 54 de sus 81 miembros, para su aprobación. En tanto, por 42 votos a favor, 36 en contra y tres abstenciones, no quedó inhabilitada para volver a ocupar funciones públicas por ocho años.
La sesión se cerró con nuevos enfrentamientos entre los senadores. Mientras los acusadores de Rousseff aplaudían, los petistas y sus aliados gritaban "¡golpistas! ¡golpistas!".
A las 16 horas, en un breve acto en la Cámara de Diputados, será oficializado al frente del Palacio del Planalto el presidente en ejercicio, el ex vice Michel Temer, del Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB), que era el principal socio del PT hasta que la crisis política generada por la aguda recesión económica y las investigaciones de la red de corrupción en Petrobras pusieron fin a la alianza. La combinación de estos factores llevaron a que Rousseff perdiera la capacidad de gobernar.
"Brasil pasó por un período difícil de disputas políticas, pero la Constitución fue cumplida. Tras la separación de la presidenta, asume el vicepresidente, porque ese es su papel. No hay una crisis institucional", aseguró Temer al diario O Globo esta mañana.
De 75 años, Temer jurará el cargo que ocuparía hasta el resto del actual mandato, que termina el 31 de diciembre de 2018, y de inmediato partirá hacia China para participar de la cumbre del G-20 en Hangzhou. Dejará entonces el país en manos del recientemente elegido nuevo presidente de la Cámara de Diputados, Rodrigo Maia, del partido Demócratas. Así, hoy, en un período de pocas horas, Brasil pasará por la inusual situación de tener tres presidentes.
Es la segunda vez en la historia del gigante sudamericano que un mandatario es destituido por el Congreso, luego del impeachment de Fernando Collor de Mello en 1992, por cargos de corrupción. Sin embargo, entonces, Collor de Mello -hoy senador y uno de los que votó en contra de Rousseff- prefirió renunciar la víspera de ser removido del cargo por el Senado. De cualquier forma, los senadores lo condenaron y quedó inhabilitado políticamente por ocho años.
¿De qué se la acusó?
1. El Gobierno de Rousseff es acusado de haber retrasado intencionalmente el desembolso de fondos del programa de subvenciones para la agricultura, el "Plano Safra", por un monto de 3.500 millones de reales (unos 1.070 millones de dólares). El objetivo de esa maniobra, practicada ya por Gobiernos anteriores, es reducir a efectos prácticos el déficit estatal: los mercados financieros no se enteran así al menos por un tiempo de la verdadero situación fiscal del país. En la práctica significa que bancos estatales otorgan una especie de préstamo al sector público, algo prohibido por ley.
2 - El segundo punto de la acusación alude a seis decretos del Gobierno de Rousseff que permitían créditos millonarios para gastos del Estado sin la autorización previa del Legislativo. Los defensores de la presidenta señalan que en caso de que Rousseff sea de verdad responsable de "delitos de responsabilidad", algo que ella niega, eso también implicaría a su vicepresidente, Michel Temer, que aspira a sucederla en el cargo.
3. Las manipulaciones fiscales de las que se acusa a Rousseff ya eran sin embargo cometidas por Gobiernos anteriores. A la mandataria no se le han probado por otro lado casos de corrupción. Para los defensores de Rousseff, el juicio político en el Senado fue por eso una farsa, ya que la presidenta ganaría el caso ante un tribunal normal.
Fuentes: Clarín, La Nación