lunes, 2 de enero de 2017

Opinión


Para Alberto Fernández, Milagro Sala es una presa política y tiene que estar en libertad

Trabajando en el equipo del Frente Renovador desde hace un tiempo, encabezando inclusive la campaña presidencia del Sergio Massa en 2015, Alberto Fernández no tuvo problemas en reconocer que su visita a la cárcel a Milagro Sala de fin de año fue “una experiencia” que estaba orientada a conocer algo más respecto a su situación, ya que “en líneas generales no se sabe bien que pasó”.

En ese contexto no llamó la atención que reconozca que “no sabía” que en sus primeras semanas como gobernador, “(Gerardo) Morales ampliado la cantidad de jueces de la Corte Suprema” provincial. “Pasó de 5 jueces a 9 y nombró cuatro absolutamente cercanos a él: dos diputados que incluso habían votado esas modificaciones, un excandidato a vicegobernador y radical y una jueza consustanciada con el radicalismo” expresó.

En diálogo con el programa Cara y Cruz, dijo haber escuchado en boca de “el Morales legislador” que muchas veces cuestionó “la intromisión judicial” del gobierno de Cristina Fernández, por lo que no entendía su actual postura. Agregó: “Me pregunto cómo funcionan algunas cosas. Como ser tan severo como oposición y al ser gobierno se hacen las mismas cosas”.

El exjefe de gabinete kirchnerista declaró tener “muchas dudas sobre cómo se está enjuiciando” a la líder de la agrupación Tupac Amaru y que le asombraron las declaraciones del Ministro de Justicia nacional, Germán Garavano, afirmando que no consideraba que fuera una presa política.

La comparación que hizo Fernández, en radio Universidad, fue con Leopoldo López, el político opositor venezolano, hoy detenido. “No escuché al gobierno hablar en los mismos términos de él y de Milagro. El presidente (Mauricio Macri) se fue corriendo al Mercosur a pedir por una cláusula democrática y la expulsión de un país, que no se aplica en Argentina. Ahí es donde uno se pregunta como funciona ese doble stándar”.

Recordó, en tal sentido que “las imputaciones son muy parecidas”, refiriendo que se los imputa de “sedisión, levantamiento contra la autoridad, asociación ilícita… todos en grado de instigación”. Allí se diferenció de ambos casos, marcando que no tenía “nada que ver políticamente” con López ni con Sala.

Indicó que hay “algo de razón” en los reclamos por el caso venezolano, pero no dudó en remarcar que “Milagro Sala debe estar en libertad”, ya que los argumentos en contra (como interrumpir la marcha de la justicia) “le pueden caber a cualquiera”. El dirigente dijo haberla visto “entera” y “preocupada por su situación”, tras dos sentencias en su contra la semana pasada.


El recuerdo de la sociedad de la dictadura

Alberto Fernández remarcó que una de las cosas que “más le preocupó” desde la decisión de visitar a Sala, fue “la reacción social”. Y argumentó: “Recibí muchos llamados de gente que me decía que no me convenía mezclarme con este caso, porque algo habrá hecho y alguna razón tendrán”.

Sin grises, afirmó que le hizo acordar a “los peores años” de la Argentina. “Hubo una sociedad complaciente con la dictadura, que permitió que miles de argentinos terminen muertos y desaparecidos; presos y exiliados” concluyó.

Aclaró en tal sentido que en su recorrida por San Salvador encontró “una sociedad jujeña muy molesta con las formas de manifestación de Milagro Sala estos años”, que “muchos sienten que la detención es arbitraria” pero que “la mayoría de las personas no están llamadas a preocuparse por ella” ya que “prefieren evitar cortes de calles”. 


(Cba24n)

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