viernes, 27 de mayo de 2016

El Médico de Películas: "Por ver una película, yo haría huelga de hambre", por Gabriel Zas


El médico de películas

“Por ver una película, yo haría huelga de hambre”

Así define un cinéfilo su pasión por el cine. Alejandro Sisco,  Muy lejos de alejarlo de su vida,  cuenta en un entrevista íntima cómo nació su fanatismo por el séptimo arte, y sobre su particular colección de todos los tiempos y géneros


 

Son las 15:40 de un día martes. Alejandro Sisco, de 52 años, crítico de cine y coleccionista de películas espera ser entrevistado. Se muestra entusiasmado, pero a la vez, nervioso.  Su lugar de trabajo es como un locutorio con una sola cabina telefónica porque es un cubículo oscuro, con vidrios polarizados y con un escritorio de tamaño chico pero lo suficientemente grande para apoyar las cosas necesarias. Ésa es la boletería. Trabaja de lunes a viernes a tiempo completo, medio turno los sábados y tiene franco los días domingos. Está relajado, más allá de los nervios, con una actitud confiable, amigable y abierto al diálogo. Un tipo seguro de sí mismo, directo y con una actitud dominante en la que se aprecia claramente su indiscutible sabiduría sobre el tema. Está impaciente y lo demuestra agitando las manos ansiosamente.

                Con nostalgia recuerda sus comienzos como cineasta cuando tan sólo tenía 15 años, al conseguir su primer empleo  como cadete en un archivo de películas en dos salas. Comenta que lo consiguió por un aviso clasificado que salió en el diario. Se tenía mucha fe, se presentó, le tomaron los datos y ese mismo día lo llamaron para que se fuese a presentar en las oficinas de “Cinemateca Argentina”. Con el  tiempo se dedicó a curador hasta que finalmente su destino fue el de boletero en un cine para adultos, y hace una confesión reveladora al respecto: “No me gusta el ambiente del lugar. En realidad caí ahí por necesidad. Pero bue, es cine igual”.  Aclara en tono de confidencia que “el curador del cine es el que arregla las cintas. Es como un médico de películas”.  Y agrega con orgullo que también trabajó en una radio como productor, en varios cortometrajes también como productor y además como actor, y fue asistente de dirección de cortometrajes.

                Recuerda alegremente y con emoción que su devoción y fidelidad por el cine es hereditaria: “Mi devoción es  porque mi familia ya era amante del cine. Mi abuelo era operador, a mi papá le gustaba mucho el cine. Todavía conservo películas de 9 y medio, cosa que ya no existe más en el mercado por motivos en particular. Y Bueno, de ahí viene mi pasión por el cine”.

                Pero, además de estar muy relacionado con el cine desde muchos lugares diferentes, Alejandro es un gran coleccionista de películas desde siempre. Su extraordinaria colección abarca tres de los cuatro formatos hoy conocidos. Colecciona películas fílmicas, en VHS y en DVD: “Todavía de Blu Ray no tengo nada”, precisa con énfasis.  Cuenta también que tiene mucho material fílmico en 16 milímetros, que tiene coleccionadas entre 6000 y 7000 en formato VHS, una cifra impensada para muchos e increíblemente extraordinaria; Y en DVD no recuerda exactamente la cantidad pero asegura que son muchas también: “Me considero uno de los bastantes coleccionistas que hay”. Reconoce que vio todas las películas que forman parte de su colección y algunas hasta 50 veces. Lo dice con la mayor naturalidad del mundo, como si fuese normal rever esa cantidad de veces una película. Explica, aparte, que su colección es renovada constantemente ya que compra alrededor de 80 films mensualmente y todos son destinados a esa colección, por lo que la cifra total de películas coleccionadas es completamente incalculable. Como buen fanático del cine no tiene un prototipo de película estándar, aunque se tira más para el lado de las comedias porque “los dramas son para dormir”. Pero confiesa: “Cinema paraíso fue la única película con la que se me cayó una lágrima”.

                Su incuestionable pasión lo lleva a ver 2 o 3 películas por día porque sus tiempos le permiten ese límite y a la noche los ojos se le cierran. Declara que los sábados, como tiene franco, veía hasta ocho películas, pero se logró controlar y disminuyó esa cifra a dos o tres,  lo que hace que semanalmente vea alrededor de 10 películas aproximadamente. Relata también que le gusta mucho ir al cine pero que por falta de tiempo muchas veces le es imposible asistir. Pero que cuando va tiene que “ver la película desde los avances hasta el nombre de todos los que intervinieron, sino no sirve porque una película implica todo eso y más también”, y agrega algo impactante con absoluta firmeza: “Por ver una película yo haría huelga de hambre”. Lo sostiene en cualquier contexto, pero sobre todo en una sala de cine porque “se va a mirar la película, no a comer pochoclo”.

 

_ ¿Para vos el cine es el séptimo arte, como se dice?

_ Era. Ahora no hay cine, hay video. Las salas de muchos cines, por ejemplo el cine “Lavalle”, no es cine sino es sala de video porque se proyecta en DVD, no es un rollo fílmico. Fílmico es cuando uno era operador, cargaba el rollo en el proyector (el rollo de luz), pasaba por el sonido y después proyectaba la película. Antes era así. Ahora son salas de video. No puedo considerar que un cine diga cine cuando es sala de video.  El cine Peña es uno de los pocos que colecciona películas y las proyecta en rollo fílmico.

 

Sin embargo admite que sigue siendo el séptimo arte desde la estética  y la realización.

 

_ ¿Qué le criticás al cine?

_ Que se dejó estar y se perdió. Hoy el cine no es lo que era antes.

 

Según Alejandro Sisco, “Cinema paraíso” y “Casablanca” son las mejores películas que existen. En cambio, califica a “Atrapado sin salida” y “Blade runner” como las peores.  Ricardo Darín por el lado del cine nacional y Richard Gere por el lado internacional son, según él, los mejores actores que constan hoy en día. Y justifica su elección por la facilidad que tienen  ambos de desempeñar cualquier papel en diversos tipos de películas.





 

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