El médico de películas
“Por ver una película, yo haría huelga de hambre”
Así define un cinéfilo su pasión por el cine. Alejandro Sisco,
Muy lejos de alejarlo de su vida, cuenta en un entrevista íntima cómo nació su
fanatismo por el séptimo arte, y sobre su particular colección de todos los
tiempos y géneros
Son
las 15:40 de un día martes. Alejandro Sisco, de 52 años, crítico de cine y
coleccionista de películas espera ser entrevistado. Se muestra entusiasmado, pero
a la vez, nervioso. Su lugar de trabajo es como un locutorio con una sola
cabina telefónica porque es un cubículo oscuro, con vidrios polarizados y con
un escritorio de tamaño chico pero lo suficientemente grande para apoyar las
cosas necesarias. Ésa es la boletería. Trabaja de lunes a viernes a tiempo
completo, medio turno los sábados y tiene franco los días domingos. Está
relajado, más allá de los nervios, con una actitud confiable, amigable y
abierto al diálogo. Un tipo seguro de sí mismo, directo y con una actitud
dominante en la que se aprecia claramente su indiscutible sabiduría sobre el
tema. Está impaciente y lo demuestra agitando las manos ansiosamente.
Con nostalgia recuerda sus comienzos
como cineasta cuando tan sólo tenía 15 años, al conseguir su primer empleo como
cadete en un archivo de películas en dos salas. Comenta que lo consiguió por un
aviso clasificado que salió en el diario. Se tenía mucha fe, se presentó, le
tomaron los datos y ese mismo día lo llamaron para que se fuese a presentar en
las oficinas de “Cinemateca Argentina”. Con el tiempo se dedicó a curador
hasta que finalmente su destino fue el de boletero en un cine para adultos, y hace
una confesión reveladora al respecto: “No me gusta el ambiente del lugar. En realidad caí
ahí por necesidad. Pero bue, es cine igual”. Aclara en tono de confidencia
que “el curador del cine es el que arregla las cintas. Es como un médico de
películas”. Y agrega con orgullo que también trabajó en una radio como
productor, en varios cortometrajes también como productor y además como actor,
y fue asistente de dirección de cortometrajes.
Recuerda
alegremente y con emoción que su devoción y fidelidad por el cine es
hereditaria: “Mi devoción es porque mi familia ya era amante del cine. Mi
abuelo era operador, a mi papá le gustaba mucho el cine. Todavía conservo
películas de 9 y medio, cosa que ya no existe más en el mercado por motivos en
particular. Y Bueno, de ahí viene mi pasión por el cine”.
Pero, además de
estar muy relacionado con el cine desde muchos lugares diferentes, Alejandro es
un gran coleccionista de películas desde siempre. Su extraordinaria colección
abarca tres de los cuatro formatos hoy conocidos. Colecciona películas
fílmicas, en VHS y en DVD: “Todavía de Blu Ray no tengo nada”, precisa con
énfasis. Cuenta también que tiene mucho material fílmico en 16
milímetros, que tiene coleccionadas entre 6000 y 7000 en formato VHS,
una cifra impensada para muchos e increíblemente extraordinaria; Y en DVD no recuerda
exactamente la cantidad pero asegura que son muchas también: “Me considero uno
de los bastantes coleccionistas que hay”. Reconoce que vio todas las películas
que forman parte de su colección y algunas hasta 50 veces. Lo
dice con la mayor naturalidad del mundo, como si fuese normal rever esa
cantidad de veces una película. Explica, aparte, que su colección es renovada
constantemente ya que compra alrededor de 80 films mensualmente y todos son
destinados a esa colección, por lo que la cifra total de películas
coleccionadas es completamente incalculable. Como buen fanático del cine no
tiene un prototipo de película estándar, aunque se tira más para el lado de las
comedias porque “los dramas son para dormir”. Pero confiesa: “Cinema paraíso
fue la única película con la que se me cayó una lágrima”.
Su incuestionable
pasión lo lleva a ver 2 o 3 películas por día porque sus tiempos le permiten
ese límite y a la noche los ojos se le cierran. Declara que los sábados, como
tiene franco, veía hasta ocho películas, pero se logró controlar y disminuyó
esa cifra a dos o tres, lo que hace que semanalmente vea alrededor de 10
películas aproximadamente. Relata también que le gusta mucho ir al cine pero que por
falta de tiempo muchas veces le es imposible asistir. Pero que cuando va tiene que “ver la película desde los avances hasta el nombre de todos los
que intervinieron, sino no sirve porque una película implica todo eso y más
también”, y agrega algo impactante con absoluta firmeza: “Por ver una película
yo haría huelga de hambre”. Lo sostiene en cualquier contexto, pero sobre todo
en una sala de cine porque “se va a mirar la película, no a comer
pochoclo”.
_ ¿Para vos el cine es el séptimo arte, como se
dice?
_ Era. Ahora no hay cine, hay
video. Las salas de muchos cines, por ejemplo el cine “Lavalle”, no es cine
sino es sala de video porque se proyecta en DVD, no es un rollo fílmico.
Fílmico es cuando uno era operador, cargaba el rollo en el proyector (el rollo
de luz), pasaba por el sonido y después proyectaba la película. Antes era así.
Ahora son salas de video. No puedo considerar que un cine diga cine cuando es
sala de video. El cine Peña es
uno de los pocos que colecciona películas y las proyecta en rollo fílmico.
Sin embargo admite que sigue siendo el
séptimo arte desde la estética y la realización.
_ ¿Qué le criticás al cine?
_ Que se dejó estar y
se perdió. Hoy el cine no es lo que era antes.
Según Alejandro Sisco, “Cinema paraíso” y “Casablanca”
son las mejores películas que existen. En cambio, califica a “Atrapado sin
salida” y “Blade runner” como las peores. Ricardo Darín por el lado del
cine nacional y Richard Gere por el lado internacional son, según él, los
mejores actores que constan hoy en día. Y justifica su elección por la
facilidad que tienen ambos de desempeñar cualquier papel en diversos
tipos de películas.


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