Empresas recuperadas
UN
FENÓMENO QUE COMENZÓ EN ITALIA EN 1920 Y LLEGÓ A LA ARGENTINA EN LA DÉCADA DEL
90
Con más
de 350 casos relevantes, el área metropolitana de Buenos Aires, junto a las
provincias de Córdoba y Santa Fe, fueron las que más cooperativas conformaron. Los
sectores industriales donde se concentraron este tipo de procesos, fueron el
metalúrgico y el alimenticio
Hace un poco más de 10 años se
implementó en Argentina un proceso que marcó una trascendencia ampliamente
objetiva. Se trata del movimiento de empresas recuperadas que nuclea a un bajo
porcentaje, en términos cuantitativos, a estas entidades. Si bien los números son ínfimos, este cambio
suscitó una suerte de alternativa a la gestión obrera, no sólo en América
Latina, sino también en varias partes del mundo. El presidente de la federación
de cooperativas de trabajadores autogestionados (FACTA) e integrante de la
Cooperativa del Hotel Bauen, afirmó que, si bien los números resultan
insignificantes, “lo importante es
seguir afianzando el proceso, continuar formando y capacitando a nuestros
compañeros, y no dejar de militar y difundir la causa de la autogestión. De acá
a algunos años el proceso va a resultar natural para cualquier trabajador que
se quede sin empleo o le cierren las puertas de la fábrica en la que presta sus
servicios”.
Argentina
es sinónimo de múltiples ejemplos arraigados, posterior a la crisis sufrida en
2001. Dicha dificultad produjo efectos y consecuencias negativas a nivel
industrial en todo el país y esto incentivó a experimentar una salida sólida a
la problemática económica y laboral que fue crítica. Fue un
momento en el que el Corralito
(restricciones para extraer dinero de los bancos) estaba al a la orden del día,
se registraron miles de desempleados, pero eso no detuvo a quienes tuvieron la
voluntad de superar el déficit y salir adelante. Medianos grupos de
trabajadores se propusieron auto gestionar las fábricas, muchas de ellas, bajo
la nómina de cooperativas, cuyo pasaje está absolutamente contemplado por la ley.
Esta iniciativa recibió el apoyo de las sociedades
en donde estaban insertas, de operarios y de la comunidad, en general. Este modelo es conocido como “Fábricas Recuperadas”, que se inició en Italia, Argentina lo retomó
y se replicó en América Latina con
resultados sorprendentemente similares a los que obtuvieron muchos empresarios
argentinos.
Si bien estos
procesos se evidenciaron abiertamente a partir de la crisis política y
económica sufrida en 2001, el surgimiento de las mismas se remonta a la década
de los 90 (sin contar con las experiencias registradas durante las períodos de
los 60,70 y 80) y está explícitamente asociado a la concepción de firmas tales
como CIAM (Cooperativa Industrial Metalúrgica Argentina), que fue
impulsada por la asamblea UOM (Unión Obrera Metalúrgica), el frigorífico
Yaguané en el partido bonaerense de La Matanza y el frigorífico
San Lorenzo en el año 1997, quienes constituyeron un antecedente
destacado en el nacimiento del MNER (Movimiento Nacional de Empresas
Recuperadas). Éste último, a su vez, prácticamente obligado a surgir
por las experiencias devastadoras sufridas en 2001, fomentará y ayudará desde
entonces hasta el día de hoy inclusive, en los sucesivos procesos de
recuperación de empresas, en directa colaboración con FECOOTRA
(Federación de cooperativas de trabajo) y el MNFRT (Movimiento Nacional De
Fábricas Recuperadas Por Los Trabajadores).
Lo que
une a las fábricas recuperadas de Argentina con las de Latinoamérica es que, al
reivindicar su producción, lo hacen sin contar con un capital inicial. Los
trabajadores deben sobrellevar una
serie de diversas problemáticas para alcanzar la estabilidad pretendida y lograr una
condición de mantenimiento razonable. Lo que produzcan será lo que genere la
economía indispensable para subsistir y
este es un factor que no es fácil conseguir, ya que se necesitan extensas horas
de trabajo. Pero ante ciertos desconocimientos sobre cómo gestionar una empresa,
los ingresos económicos parecen ser el menor de los problemas, si se reflexiona
en profundidad. ¿Con qué se encuentran los trabajadores cuando pisan las
instalaciones de una firma recuperada? Falta de insumos, máquinas sin
funcionar, estructura edilicia venida a menos, mercadería no vendida, deudas
que alejaron a clientes y proveedores, y
a éstas cuestiones las une el elemento dinero. Bien es cierto que muchas
cosas que allí están abandonadas se pueden comercializar y con esa venta
percibir una ganancia acorde para invertir en la recuperación productiva. Más
allá de que ambos conflictos estén vinculados entre sí, las soluciones son
accesibles.
El otro problema que se presenta es la falta
de capital de trabajo. Si no se posee un equipo eficiente, capaz y grande en
concepto cuantitativo en relación a la cantidad de obreros que se necesitan
para poner en funcionamiento una fábrica, es muy difícil salir adelante. He
aquí dos soluciones: la primera es que muchas veces las empresas recuperadas,
una vez constituidas legalmente y con reconocimiento del Gobierno, solicitan algún tipo de subsidio
estatal. Y la segunda se divisa
bajo la modalidad de trabajo a façon que consiste en trabajar para un
tercero a instancias que tal proporcione la materia prima o el capital preciso
para cumplir con la demanda de elaboración.
En
Argentina este tipo de empresas asciende a más
de 350, distribuidas entre varios rubros, que incluyen 160 casos relevantes y
25.000 trabajadores, una estadística que guarda una relación directa con la
estructura económica del país. De estas cifras se desprende, además, que el 60%
corresponden al área Metropolitana de Buenos Aires y las del interior se ubican mayoritariamente entre
SANTA FE y CÓRDOBA. El 50% alude a la
industria metalúrgica u otras manufacturas símiles; un 18% al campo
alimenticio; y un 15% a servicios como educación, salud y hotelería. Asimismo,
el 15% surgieron antes del 2001, un 61% entre el 2001 y 2004, el 11% entre 2005
y 2007, y el otro 11% se recuperó en años posteriores al 2007. Puntualmente IMPA (Industrias Metalúrgicas y
Plásticos Argentina) es considerada como la primera empresa recuperada del país
porque se instituyó en 1928, en 1945 se constituyó legalmente como una
cooperativa; en 1997 quebró, fue recuperada en 1998 y funciona hasta la
actualidad.
Argentina fue el disparador de
este gran fenómeno que se expandió a lo largo de todo el continente y ocupa el
primer lugar en el ranking de empresas de ésta índole. Por debajo le siguen
Brasil (posee 200 empresas recuperadas de diferentes rubros como metalúrgica,
minería e industria textil), Uruguay (se conocen entre 20 y 30 casos de
recuperación fabril), gran parte de Latino América (con Puerto Rico como
concerniente) y Europa con España a la cabeza como un referente en la materia,
ya que, de las 150 empresas recuperadas registradas en 2014, la mitad corresponden
al país ibérico. Por debajo lo sigue Italia con una manifiesta resistencia al Neoliberalismo.
“Una diferencia clave con nuestro
país es que el ámbito estatal está cada vez más subsumido al supraestado Unión
Europea. Las regulaciones comunitarias pasan por encima de las leyes nacionales
con una arquitectura jurídica claramente neoliberal, que permite a los
capitales transnacionales moverse libremente en busca del mejor lugar para la
explotación del trabajo, menor carga impositiva y sindicatos débiles o
inexistentes”. Como ejemplo a esta cita,
está el caso de la firma francesa “Fralib”
(productora de té), subsidiada por la multinacional “Unilever”, cuyas actividades obreras fueron interrumpidas en 2010
cuando sus propietarios determinaron trasladar la producción a Polonia, con el
claro objetivo de reducir costos laborales .La fábrica es hoy controlada por
sus trabajadores y, además, es objeto de litigio judicial. Tras tres años de
lucha, los obreros lograron que les transfirieran la planta y fueron indemnizados
con 20 millones de euros para volver a producir bajo la modalidad de Cooperativa. Cuando se desató la crisis, la firma cerró
bajo la razón social “Elephant” y dejó
alrededor de 180 trabajadores en la calle.
Por otra parte, obreros de la empresa Zenón se apersonaron en la firma griega
“Vio me” y su influencia fue clave en la estrategia
adoptada, ya que intervinieron positivamente para que ellos se decidieran definitivamente
por la toma de la fábrica. Sus empleados fueron despedidos en 2011 cuando la
planta cerró sus puertas.
También, durante enero de 2014, las empresas recuperadas más
importantes de España, Grecia, Francia, Italia y Serbia se reunieron en el primer
encuentro Europeo sobre empresas recuperadas denominado “La economía de los
trabajadores”, cuya iniciativa surgió a partir del programa “Facultad Abierta” de la UBA, más
precisamente de la Facultad de Filosofía y Letras, con amplia participación de
fábricas recuperadas de Argentina.
Claramente, el país no sólo participó de este seminario, sino que
también fue coorganizador del mismo.
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