Ciber
problema
La
piratería: ¿beneficia en parte o perjudica del todo a la cultura?
Algunos
expertos sostienen que la reproducción de algunos productos culturales sin el
consentimiento de su autor es ilegal, pero otros, en cambio, afirman que ésta
infracción puede resultar beneficiosa en algunos aspectos
Hoy en día es habitual que muchos usuarios consuman
masivamente diversos contenidos culturales a través de los diferentes
dispositivos que ofrece la tecnología y, que además, los descarguen sin cargo
gracias a un sinnúmero de aplicaciones pensadas propiamente para cubrir tales
funciones, pero lo cierto es que esto representa una violación a los derechos
de autor, ya que “los empresarios de la industria invierten ingentes cantidades
de dinero en garantizar una producción nutrida y de calidad”, y los consumidores ya no abonan un importe
por algo a lo que hoy pueden acceder libre y gratuitamente, tras lo que los productores de la industria cultural
son la primera víctima, según el texto internet:
tensiones e interpretaciones, de Calcagno y D`alessio, incorporado dentro
del libro “En la ruta de lo digital”.
La reserva de los derechos tiene por
objetivo que los creadores de las obras obtengan una retribución económica y
que una parte de tal sea destinada a las empresas que promueven sus ventas,
situación que deja a estos autores como
segunda víctima de este fraude digital. Y se desprende a su vez, según
datos proporcionados por el sitio web www.derechoaleer.org, que “cada 1000 dólares ganados,
el artista se queda con solamente 23”.
Pero hay artífices de disímiles
disciplinas que, si bien son víctimas de ésta irregularidad, no les molesta porque lo que
pierden en ventas de sus faenas lo recuperan con las presentaciones en vivo o
con exhibiciones que realizan con entrada abonada, y esto ciertamente les
permite redimir, en cierto sentido, lo que pierden al no vender sus creaciones
por los medios legales.
Aunque haya autores, como es el caso de Charly García, que se
enojen porque el público filma sus shows y los suben a la Red como si fuese un
producto propio del fan, otros se adaptan a esta realidad ciber fraudulenta y
buscan la ganancia por otros medios, como es el caso de JAF (Juan Antonio
Ferreyra), que la descarga del contenido de sus álbumes sólo se permite si el
usuario está registrado y los acredita por anticipado. Y si bien está en la
conciencia de cada uno lo que haga en ese sentido, ambas posturas,
arbitrariamente criticadas, son aceptadas por la comunidad cibernética y el
mundo real.
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