Emilio Disi
“En el gremio de los actores la
desocupación llega al 90%”
Actor,
comediante y director teatral, habló sobre sus comienzos en la profesión; del
secreto detrás del éxito, y hasta de sus exigencias, en una rueda de prensa
abierta.
El centro cultural Borges es uno de los más importantes que
contempla el Microcentro porteño, cuyo edificio abarca tres pisos. Está anclado
en el corazón de las galerías Pacífico (Florida y Córdoba), con entrada propia
sobre Viamonte (la dirección exacta es 525). Tras cruzar la puerta de ingreso,
inmediatamente el visitante se topa con dos escaleras mecánicas y dos fijas. El
primer piso está compuesto por un patio, que tiene una amplia vista panorámica hacia
los salones de los corredores que, a su vez, conforma una división entre las
dos salas principales. La antecámara de la izquierda dispone de un auditorio
llamado Astor Piazzola. Allí tuvo lugar la conferencia de prensa del señor
Emilio Alberto Parada (más conocido como Emilio Disi), en el marco de la
exposición “Ba Comic” en su segunda edición del corriente año (la anterior fue
en abril). La gente estaba citada para las 17, pero muchos colmaron el espacio
hasta con media hora de antelación.
Cuando el reloj marcó las 17:05, el
presentador estimuló al invitado a apersonarse. En el momento en que su presencia
invadió el escenario, las ovaciones resonaron en la sala y en todo el centro
cultural. El recinto explotaba de gritos y aclamaciones hacia el señor Disi.
Después de recibir los saludos formales de pie y agradecer a colación,
cortésmente tomó asiento. Estaba tranquilo, pero emocionado, a la vez. Se
mostró cálidamente afectuoso y amable durante la hora entera que duró el
coloquio.
La primera pregunta del interlocutor
fue dirigida hacia sus comienzos. El señor Emilio Disi confesó que trabajó por
varios años en el banco Hipotecario, al que renunció para salir a buscar trabajo
como actor. Pero no estaba solo. Según sus propias palabras, su compañero de
oficina era Ulíses Dumont, de quien sostuvo que “fue el más grande actor que
hubo en Argentina”, y ambos salieron a buscar empleo de lo mismo, ya que los
dos sentían la misma pasión y adrenalina por la actuación. El primer
emprendimiento que afrontaron juntos fue como bailarines, “después de cuatro
años de Conservatorio. Pero todo laburo que había, lo agarrábamos porque sino
me echaban de mi casa”, explicó entre risas al rememorar la postura que
defendían en su hogar. En la misma declaración, contó que antes era más fácil
encontrar trabajo como actor, tras lo que reveló que, desde su opinión
personal, “los tipos de mi generación te van a decir que actores eran los de
antes. Mentira. Actores buenos y talentosos los hay ahora”.“Actores de veinte,
veinte tantos años, los encontrás hoy a la vuelta de la esquina, con un talento
enorme. Es mucho más sencillo ahora. Tanta es la gente que se dedica a la
actuación, que en el gremio de los actores la desocupación llega al 90%.
Y alcanza ese porcentaje gracias a que muchos elencos están de gira por el país
y en el exterior, sino sería catastrófico”. Asimismo, criticó y se lamentó a la
vez, que actualmente no existen, en la televisión argentina, programas cómicos,
tras lo que en una misma oración destacó que “el 98% de la programación es
extranjera, no hay producción nacional”. Según sus propias declaraciones, justificó que esto se debe a una cuestión
económica. Sostuvo que un unitario no rinde igual que una tira semanal, es
decir, sale caro en relación a lo que se recupera.
También, se refirió sobre su
experiencia en la tira cómica “Rompeportones”, en correlación al tema anterior.
Señaló que en Argentina no alcanzó el éxito deseado pero que, sin embargo, en el
2012 fue vendida a Estados Unidos, a donde fueron a grabar algunos capítulos y,
a partir de entonces, fue vendida y distribuida a otros doce países.
“Allá es otra industria, todo funciona de una manera diferente. El problema acá
es que no hay oficinas de venta al exterior. Por eso los unitarios pierden
plata, y si disipan, el proyecto no lo concretan.”
El actor admitió que su otra pasión
es el fútbol. Confesó orgullosamente, que jugó hasta los 15 años, en donde se
desempeñó en dos clubes importantes: Racing y Huracán. Pero abandonó porque
supo que su verdadero destino era la actuación. Se presentó en el Conservatorio
Nacional pero lo rechazaron porque no cumplía con el requisito de tener el
secundario completo. “Mirá cuán grande son la fuerza de voluntad y las ganas,
que en un año di tercero, cuarto y quinto libre, y a los dieciséis entré en el
Conservatorio”. Recordó también que “le dije a mi hermano, Pepe Parada
(el representante número uno en ese momento) que quería ser actor y él me
respondió que la única forma de llegar era con el estudio. Cuando me recibí, me
dijo que iba a ser mi representante y acepté: dos días duramos, nada más.”
Al ser consultado sobre porqué se
apellidó Disi, el señor Emilio explicó que, como él era el hermano menor de
Pepe Parada, entonces en el ambiente artístico lo identificaban como “Paradita”, apelativo que a él lo molestó
enormemente, por lo que le aclaró a su pariente sus intenciones de modificarse
el apellido: “[…] abrimos la guía telefónica y el que salía, salía. Así qué,
puse el dedo al azar y salió óptica Disi.
Ahí quedó.”
Otro de los tópicos que trascendió
en la disertación fue sus éxitos cinematográficos, entre los que acentuó Los bañeros más locos del mundo, en sus
dos secuelas; Brigada explosiva y Los exterminators (sólo los primeros dos
films, ya que se distanció de la tercera y cuarta parte por razones
económicas), y excluyó, sorpresivamente para el público presente, Humo de
marihuana, que fue la película que lo lanzó a la fama y reconoció que “fue
lo peor que hice. Era un drama pero parecía una comedia. Se hizo en 1968,
cuando esa droga aún era desconocida en Argentina”
Respecto al modo de elaborar los
guiones cinematográficos, el
humorista resaltó que su parte escénica indicaba “Emilio hace una
de las suyas” o expresiones similares. Además, añadió que “para todas las películas
me encerraba un mes antes y agregaba gags, chistes…”, y recordó anecdóticamente
que “a Francella le preguntaba qué le parecía tal o cual chasco y él me
respondía con un gruñido hostil (prorrumpió la onomatopeya correspondiente).
Claramente, no aprobaba mis ideas, hasta que en una ocasión inventé una bola de nieve (en teatro y cine, es una idea
pequeña que se expande a lo largo de un periodo, y cobra forma y color propios),
que es la escena del casino (en referencia a Bañeros 2) y Guillermo (por Francella)
me retrucó que no le gustaba y a mí me importó nada (se oyeron
risas de la audiencia) y la hizo igual: fue la escena más graciosa
de toda la película. ¿Se disculpó? Para nada. Solamente atinó a
pronunciar que el acto estaba bien.”
P: ¿Por qué piensa que, tanto Exterminators
como Los bañeros, fueron películas tan exitosas?
R: Porque improvisábamos, pienso yo, y la gente
lo nota eso. Fue gracias a Gino Renni, Paquito Fernández de Rosa, Berugo Carámbula,
Guillermo Francella y a mí, que se nos ocurrían cosas en el set de filmación.
Exponíamos abiertamente una sugerencia y la elegíamos por mayoría. Votábamos
cuál resultaba ser mejor. También era increíble el tipo de humor que aportaba
Berugo Carámbula, unas ideas muy intelectuales; Fernández de Rosa, una variedad
de ocurrencia más técnica; y así, cada uno contribuía con algo diferente y
salían cosas sumamente interesantes.
P: ¿Por qué no hizo ni la tercera ni la cuarta entrega de
Exterminators?
R: Para empezar, esa saga la sacamos de la galera porque el
director quería realizar otra más de Bañeros, y Francella y yo dijimos “Basta”.
Nos tomamos alrededor de un año y medio de descanso, y al regreso nos
preguntamos qué hacemos. Por esos días estaba en cartelera un éxito fenomenal
procedente de Estados Unidos, que era Terminator. La tomamos de referencia.
Cuando pensamos cómo íbamos a estructurarla, consideramos el uso de efectos
especiales, que era una cuestión que nunca habíamos tratado y quisimos
incorporarlos en escenas de acción, pelea, etc. Así la idea tomó forma de a
poco y el resultado final fue un golazo.
En concreto, las últimas dos no las hice porque me enojé.
En el cine, vos arreglás un caché determinado y después tenés diferentes
variables: a público que va, a ganancia, lo que te da el instituto, entre otras
más. El problema es que cuando vas a cobrar, te encontrás con que te descuentan
de las utilidades hasta el papel higiénico y terminás por cobrar $2,40. En
definitiva, el dinero se lo llevan los demás. Entonces le dije al director que,
o arreglaba y me pagaba lo que me correspondía o no la hacía, y me respondió:
“Bueno, no la hagas”. Y así fue.
Entre sus films más añorados, se destacan: “El telo y la
tele”, “Las locuras del extraterrestre”, “Los pilotos más locos del mundo”,
“Todas las azafatas van al cielo” y “Brigada explosiva”. También participó de
Bañeros 3 y 4, en las que compartió pantalla con Fredy Villareal, Pachu Peña y
Pablo Granados.
En televisión, se lo recuerda por sus protagónicos en: “Alta
comedia”, “Brigada cola”, “Rompeportones”, “Petardos” y “Susana Giménez”. Además,
en 2005 volvió a trabajar con Guillermo Francella en la sitcom “Casados con
hijos”, cuyo personaje era Tito, un
acérrimo contrincante barrial de Pepe Argento (Francella). Apareció sólo en dos
capítulos.
El señor Emilio Disi es uno de los
grandes actores que nos regaló nuestro país. Su inigualable carisma, su
remarcado sentido del humor, su intachable trayectoria, su candente
personalidad y su estilo, son marcas registradas que le permiten a miles de
generaciones conocerlo y ser tomado, a su vez, como referencia por otros
profesionales de la actuación.
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