miércoles, 22 de junio de 2016

¿Qué es la libertad?, por Gabriel Zas




Definir la libertad implica definir una complejidad de emociones, deseos, sentimientos, vivencias, experiencias, recuerdos, alegrías, tristezas, dolores, anhelos y sueños. La libertad no es un estado concreto del ser humano, sino una sensación y una elección. Todos alguna vez fuimos presos de algo, aún estando en absoluta libertad física. La libertad no es andar por doquier en la vida sin estar plegados a una demanda familiar o matrimonial, sino es la necesidad de ser libre uno mismo por dentro. Se puede ser libre físicamente pero estar preso a un sentimiento irreversible o definitivo, o quizás todo lo opuesto, pero presos al fin. Y contrariamente, un convicto encerrado en una celda de máxima seguridad puede disponer de mayor libertad que cualquiera de todos nosotros, aún deseando prontamente acceder a la libertad física. La libertad, entonces, no pasa por un encierro físico sino emocional, y entre ambas concepciones dista una diferencia importante. Cuando nos enamoramos, somos prisioneros de ése amor; cuando soñamos, somos cautivos de ése sueño; cuando recordamos, estamos atados a ése recuerdo, y en definitiva nunca somos libres. La libertad es la idea de una utopía lejos de ser alcanzada. Por eso es una sensación, y no en todo el sentido literal de la palabra, ya que sentirse libre no involucra serlo, en verdad. La libertad es una elección de vida: si estamos presos de un recuerdo, es porque nosotros elegimos estarlo, sea dicha remembranza de la índole que sea, sin importar que detrás conlleve un daño irreparable, porque en la vida todo se trata de la superación y de salir adelante. Y aunque elijamos no ser presos de nada, ya estamos siendo presos de ésa idea al aferrarnos a ella. Entonces, en definitiva sólo es cuestión de ser lo más libres posibles dentro de nuestra propia cárcel. 

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